9 oct 2011

El pasado del futuro.

Era una tarde asfixiante. Salía a buscar algo de sombra en la calle, engañándome. Los espacios verdes ya no son tan verdes y cada vez son menos.
Por acá surgen edificios mientras talan los escasos arboles de la cuadra para hacer una cochera.

¿Ese es el progreso realmente? ¿Cuándo será el certificado de defunción de la pelota en la calle y el mate en la vereda? ¿Será mucho pedir que los chicos se ensucien el el arenero en lugar de encerrarse en sus cuartos con Lysoform?

En la plaza sólo hay dos madres que matan el tiempo fumando un cigarrillo mientras los chicos juegan en la hamaca de plástico. No hay pelotas en el pasto ni vocecitas agudas que pidan el centro para el cabezaso.

¿Nostalgia? Puede ser, pero no deja de sorprenderme lo desértico del paisaje. Sé que es la única plaza en diez cuadras a la redonda, eso no cambió desde que era yo quién mojaba a la gente con bombuchas al legalizarse la temporada carnavalera. Donde dije "Pido" tantas veces, donde conté infinidad de treintas jugando a las escondidas, la mancha, el poliladron.

El sol me está dando de lleno en la cara y me despierto relajada.

¿Nostalgia? Puede ser, pero no deja de llamarme la atención lo que ocurre con el paso de tantos diciembres.

1 comentario:

EstreYa dijo...

cambian una plaza por una pc cn redes sociales, pareciera que para los padres asi es más fácil...