11 may 2012

Frito

  Corriendo para vencer las agujas. El día no alcanza. Habría que atrasar el calendario un par de meses para hacer lo que uno desea, antes de cambiar el almanaque.
  Presión, presión y más presión. Compromisos, autohostigamiento, dilapidación de vida. Cada vez más asfixiantes, en medio del océano de gente, los minutos implacablemente caen. Y uno debe llegar como sea, a cualquier precio.

  ¿A cualquier precio? ¿Llegar adónde? A pisar la sien de quien sea por un puesto, a acribillar con la bocina al que demoró una fracción más que el verde del semáforo, a perder la dignidad a la vuelta de la esquina, a olvidarse de los amigos por asociarse al cansancio, a negarse al amor para mimetizarse con la cama vencido tras la dura jornada.

  Estamos fuera de eje, echando relámpagos por la boca. Provocando, irritando, condenando sin juicio. Una sociedad que se embrutece y apela al sálvese quien pueda, a que el último apague la luz.
  Ya no hay tiempo para la reflexión, para un buen libro, para un cafe en un bar. El vértigo es dueño. Inmersos en la vorágine, ni se llega a cuestionar su mandato.

  Carecemos del bien más preciado para afrontar el costo del confort. Idealizamos las ofertas, impulsando el changuito y rematando la tarjeta. Pero no existe góndola que lo contenga.
  Vacía estaría apenas la cargaran porque pagaríamos lo que sea por él. Así seguimos esperando que algún cráneo encuentre el elixir que nos mantenga radiantes y joviales, derrochando vitalidad  hacia afuera.

  Adentro viene haciendo estragos, con su silencio mortal.
  La tensión traducida en múltiples contracturas, reumas, úlceras y hasta cánceres. La única cura es escapar a la locura que nos quieren imponer.

  Yo era una de ellos. Ahogaba los gritos del hastío como podìa.
  Tenía diagnóstico, pero tenía miedo al remedio.
  Aunque todavía no existe homeopatía ni medicamento que ose vencer este bloqueo hasta hoy.

  El temor a la libertad es un signo de estos días. Días que se evaporan porque, pensando y penando, sólo logramos que se nos escapen.

No hay comentarios: